Estimada Candela Peña:
Ante todo mis condolencias por el fallecimiento de su padre. A lo que añado mis felicitaciones por su premio Goya de anoche y su maternidad.
Como veterano seguidor del séptimo arte y
admirador del cine español conozco su trabajo y lo aprecio. Por eso me
atrevo a escribir estas líneas y recomendar que no vuelva a improvisar
en público. Hasta ahora sus mayores logros han venido de la mano de
buenos guionistas. Por supuesto no podemos olvidar a los directores. No
fue el caso anoche.
Su breve discurso de aceptación estuvo
plagado de errores. Principalmente dos: universalizar una situación
personal y dar pie a un argumentario contrario a lo que pretendía
denunciar.
Voy a empezar por el segundo punto. Como
usuario -y defensor- de la sanidad pública su denuncia sobre la carencia
de agua y mantas en el Hospital San Lorenzo de Viladecans me desconcertó (confieso que he visto su intervención a posteriori: estaba en el Bernabéu a
la hora de la gala). Quizás hasta tenga suerte porque el nivel de la
caverna mediática deja bastante que desear, pero le aseguro que las
empresas defensoras de la sanidad privada no desaprovecharán la
oportunidad. Usted les ha brindado en bandeja el anuncio: “en los
centros de Sanitas/Adeslas/etc.
siempre hay medios para nuestros pacientes. Nunca les faltarán mantas ni
agua.” Porque lo que usted ha hecho es un ataque a la sanidad pública.
No dudo que su intención haya sido otra. Pero conocerá ese refrán que
dice “la ignorancia es muy atrevida”. En su caso se extiende al
trascendental tema de la Sanidad. Ha elevado un
problema local a nivel nacional. Porque supongo que sabrá que los
asuntos de la Sanidad están transferidos a las Comunidades Autónomas. Así que debería dirigir sus quejas en Cataluña (y usar un medio como TV3 y no TVE): al propio centro hospitalario y a la Generalitat. ¿Lo ha hecho?
Curiosamente el director del hospital, el señor Jordi Monedero, ha desmentido sus declaraciones.
Ha asegurado que para los enfermos hay mantas, bebidas, y agua en todas
las comidas; además recuerda que hay situaciones clínicas -parecidas a
las sufridas por su padre- que requieren restricciones hídricas. Y por
supuesto no hay ninguna queja ni reclamación registrada en el centro que
él dirige. Ha elevado un problema personal a un asunto de debate
nacional. Lo cual me lleva al primero de los dos puntos.
La universalización de un problema
personal es propio de personas egocéntricas. Por su profesión doy por
supuesto que lo es. A esto hay que añadir la fea costumbre de nuestro
país de confundir la libertad de expresión con la respetabilidad de
todas las opiniones. Porque no todas las opiniones son respetables: por
ejemplo no me merece ningún respeto la de alguien que diga 1+1=3. Me
pasa lo mismo con usted.
Empezó su alocución con unas pocas
palabras en catalán. Nada que objetar. Es loable. El problema es que
responde a una situación que ha vivido recientemente: cuando recogió el premio Gaudí a la Mejor Actriz Secundaria por su papel en “Una pistola en cada mano” -igual al Goya de anoche- no dijo nada en catalán. Y fue recriminada por ello. Ayer quiso saldar cuentas al respecto. Una vez más nos
transfirió su problema personal. Y usó una ventana de exposición
estatal.
Por cierto: ¿por qué no aprovechó la
plataforma de los premios Gaudí (que son un certamen del cine catalán)
para denunciar al hospital de Viladecans?
También nos traspasó una vivencia propia
cuando pidió trabajo desde el escenario delante de las cámaras. A los de
una cierta edad esto nos metió en el túnel del tiempo. A la larga noche
del franquismo cuando las folklóricas aprovechaban sus apariciones en
la televisión única para solicitar cosas tan peregrinas como una linea
telefónica. ¿No estaba en una celebración de su industria? ¿No estaban
presentes algunos de los productores y directores más importantes del
sector? ¿No era un buen momento para solidificar relaciones, conocer
gente, etc.? ¿Era necesario pegarse la llorada en público?
Espero que estas palabras lleguen a su destino y las lea.
Para terminar repito el consejo: no vuelva a salir a la calle sin guión.
Atentamente.
Fuente: elmundano.wordpress.com
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